La respuesta: va más allá de los desafíos personales. Se trata de inspirar a los que me rodean, en especial a mis hijos. Mi compromiso con el entrenamiento y las competencias de ultramaratón me ha enseñado lecciones que se trasladan a mi papel como team leader del Departamento de Herramentales en una división Magna en Santo Antonio da Patrulha, Brasil.
La mayor lección que aprendí luego de recorrer innumerables kilómetros en los últimos 14 años: no necesitas tenis geniales. Necesitas un grupo de apoyo genial.
No corro solo en una carrera ni en el trabajo. Hay un equipo de colaboración detrás de mí con un plan y una estrategia a largo plazo, ya sea que estemos esforzándonos por superar a la competencia en una carrera extrema o en la industria. Juntos, pensamos en grande y nunca nos conformamos. Cuando me quedé sin agua durante la carrera de Badwater y me di cuenta de que estaría solo por un tiempo en el calor insoportable, pensé en todas las personas que me apoyan, incluidos mis colegas de Magna, y seguí adelante.
El compromiso personal también cuenta. Entreno con esmero para enfrentar el calor y las colinas; incluso entreno en un sauna para prepararme para el entorno agotador de Badwater. Presto atención a mi alimentación, y evito el azúcar y los dulces. Si bien estoy en la mejor forma de mi vida, motivado, preparado y listo para superar las competencias, esto no siempre fue así.