“Nos alojamos en cabañas durante los tres días de ruta, y compartimos comidas y dormitorios con personas de otros países”, explicó Buciuc. “En mi trabajo diario, compartimos nuevas plataformas y nuevos programas informáticos con gente nueva. Escalamos la montaña juntos”.
A mediados del verano, Buciuc salió a explorar las montañas de Rodna en Rumania, una de las zonas más salvajes de los montes Cárpatos. Empacó sus provisiones habituales: el equipo de montañismo, una pequeña tienda de campaña, chocolate y mucho café. El objetivo: “Ver el amanecer y el atardecer desde la cima”. A la vez, tiene una visión realista, y no romántica, de su pasatiempo favorito.
“La cumbre es solo la mitad de la ruta”, expresó Buciuc. “Hay que tener presente eso y reservar la energía suficiente para bajar”.